I&E identificó las amplias posibilidades de desarrollo productivo del garbanzo debido a su fuerte perfil exportador y por su marcada aceptación en el mercado internacional.
El proceso previo a la exportación se caracteriza por, una vez cosechado, su envío en forma natural a una planta clasificadora donde se separa por calibres (9,8,7 y partido), culminando con la fase de embolsado. Para su traslado se utilizan bolsas de polipropileno blanca con capacidad para 25 kilos.
La fibra de algodón se impone ante un mercado altamente selectivo que propone un proceso de comercialización exigente en su análisis del lote de fibra, priorizando calidad, grosor y color del producto. Cada lote integra 110 fardos de fibra de algodón con un promedio de peso de 230 kilos por fardo, exportándose a través de contenedores con una capacidad de 25 toneladas de almacenamiento.